AÑO NUEVO: MOMENTO DE BALANCES Y PROYECCIONES


El nuevo año nos trae la oportunidad de comenzar con la práctica de la planificación presupuestaria y el balance del año que se fue.

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Se fue el 2018, un año financieramente complicado. Un año que se vio caracterizado por un incremento muy fuerte en el costo de vida, con aumentos en servicios públicos, transporte público, alimentos y demás, con una inflación que se posiciona como la más alta en 27 años y un precio del dólar que se duplicó en la segunda parte del año alcanzando picos de $42 por dólar. El inicio del 2019 nos abre las puertas para trabajar en la planificación del año electoral que tenemos encima, y realizar previsiones para estar preparado. Asimismo, un balance del año financiero que cerró nos permitirá conocer en qué gastamos nuestro dinero y tomar acción sobre los desvíos para el presupuesto del 2019.


En publicaciones anteriores indicamos la importancia de la planificación financiera en nuestras finanzas personales. Es de esta forma que tomamos visibilidad de lo que sucede con nuestro dinero. ¿Pudimos controlar nuestros gastos? ¿Se incrementó nuestro nivel de deuda? ¿Estoy generando un flujo de dinero que me permita ahorrar? ¿Tengo cubiertos mis gastos corrientes? Son algunas preguntas que deberíamos hacernos al realizar un balance de fin de año.

Realizar un balance de los gastos es importante para poder visualizar hacia donde se fue nuestro dinero. Muchas personas suelen llevarse muchas sorpresas cuando ponen a la vista y en forma acumulada en dónde gastaron su plata. Gastos de Uber o taxi, gastos hormiga (pequeños gastos frecuentes que suelen llevarse un buen número de billetes de nuestro bolsillo) en kioskos, gastos en salidas nocturnas y otros de diversa índole son categorías que se deberían analizar. Esta lista, por supuesto debe ser adaptada al tipo de gasto que cada uno realiza en su vida diaria, y agruparlas por categorías.

Hecho esto, tenemos la posibilidad de preveer los gastos que vamos a tener durante el 2019 mes a mes, con la posibilidad de ajustar los gastos que nos parecieron excesivos para poder tener un control del gasto que podemos realizar a lo largo de cada mes. Siguiendo esta línea, primero deberemos tener en cuenta los gastos ordinarios tales como impuestos, alquileres, préstamos (que ya hayamos acordado en periodos anteriores), cuotas de tarjeta de crédito por compras ya realizadas, transporte, educación, entre otras, y también los gastos extraordinarios, como regalos de cumpleaños, arreglos, viajes y hasta un dinero extra para situaciones no planificadas.

Por otro lado, para poder saber cómo sera nuestro estado financiero podemos incorporar nuestro ingreso habitual u ordinario, y también ingresos no habituales o extraordinarios que sabemos de antemano que vamos a tener. La diferencia es que el ingreso habitual u ordinario se desprende de nuestra actividad principal, y los extraordinarios de actividades que no son nuestra fuente principal de ingreso.

Una regla muy útil para administrar nuestro dinero es la llamada 70-30. 70 representa el porcentaje que debemos destinar de nuestros ingresos al gastos básicos como alimentación, viáticos, salud, educación y aquellas categorías que forman parte de nuestra vida diaria. El 30 representa el porcentaje que se debe destinar entre 3 categorías por partes iguales: 10% en ahorro (tema desarrollado en un post anterior), 10% pago de deudas, 10% entretenimiento.

Es probable que al realizar el presupuesto anual, al principio no sepas por donde empezar, para ello una buena forma de aprender a hacerlo es realizando un presupuesto mensual del mes en curso, y proyectarlo en el año. Una vez realizado ir retocando aquellos gastos que son inherentes a cada mes. Es importante realizarlo aunque sea con errores, ya que los mismos nos van a permitir mejorar esta práctica a lo largo del tiempo. No olvides que el presupuesto nos permite analizar todas las desviaciones que se tuvieron tanto de forma mensual como anual. Este análisis debe considerar tanto los desvíos negativos como positivos, ya que ambos movimientos pueden deberse a una incorrecta previsión del ingreso o del gasto. Es importante determinar sobre cuál de ambos se previó mal o qué fue lo que sucedió fuera de nuestro alcance que generó tal desvío.

Por último y para finalizar, establecer objetivos para el año es una buena manera de no perder de vista nuestros deseos por cumplir. Estos deben incluir tanto objetivos financieros como planes de vida, desarrollar a dónde queremos llegar, cuándo queremos llegar y qué nos hace falta para poder llegar. 

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