Presupuesto y Planificación - Las herramientas de la gestión del dinero

El presupuesto es una herramienta útil para lograr una buena administración de las finanzas personales, al igual que la planificación, de hecho ambos van de la mano. A continuación te contamos algunas ventajas de tomarte un tiempo para pensar y analizar tus ingresos y gastos futuros y qué perdemos al no hacerlo.


Control, el primer paso.
Antes de comenzar a trabajar en la confección de un presupuesto debemos tener bien incorporado el hábito del control diario de gastos. Esto es mantener un férreo control de todos los gastos que realizamos día por día para luego determinar, por medio de distintas categorías, a qué rubros hemos destinado los gastos para evaluar si estamos cómodos con lo que vemos, o si podemos tomar acciones que nos lleven a reducir alguna categoría.
Luego de haber incorporado este hábito, podemos trabajar en la confección presupuestaria. Si bien no es una tarea sencilla al principio, nuestro control diario de gastos nos permitirá tener una guía sobre las categorías a las que destinamos nuestro dinero.

Las categorías deben no deben ser muy específicas, ya que la clasificación de cada gasto sería interminable. La idea de las categorías es que gastos similares estén agrupados en bajo una misma clasificación. Al respecto, puedes dividir los préstamos en Hipotecario y Personales, Compras en Supermercados, Compras en General + Ropa + Estética, Educación, Impuestos, etc. La idea es que las categorías te sirvan para visualizar los niveles de gasto en cada categoría y que no distorsionen lo que están intentando mostrar. Es decir, no debes incluir gastos de delivery en Compras en Supermercado, quizás podrías crear una categoría específica para ese gasto si crees que gastas mucho más de lo que quieres.

Proyección, el segundo paso.
Habiendo trabajado en nuestro control diario de gastos durante un mes, podremos tener cierto conocimiento del comportamiento de nuestros gastos. El resultado obtenido durante ese mes será la base para nuestras proyecciones de los meses siguientes. No obstante, debes recordar que no todos los meses conllevan los mismos gastos. Hay meses que deben pagarse ciertos impuestos, otros meses tenemos más consumo eléctrico porque las temperaturas son elevadas, quizás otros meses se incremente nuestra cuenta de gas debido al frío; también podemos tener gastos relacionados a festividades tales como cumpleaños, fiestas religiosas como Navidad, días especiales como el día del niño, día de la madre o día del padre, entre un sinfín de días especiales donde deberemos desembolsar alguna suma de dinero para comprar un presente. Todos estos gastos debemos contemplarlos en nuestro presupuesto. Es por ello que no se trata simplemente de proyectar nuestra planilla de control diario de gastos a los siguientes meses restantes del año de forma automática, sino que requiere de un análisis más profundo para que no caigamos en la trampa de la subestimación presupuestaria.

Verificar resultados, el tercer paso.
Por supuesto que no sólo se trata de proyectar para confeccionar el presupuesto. Una vez presupuestado el periodo que uno desee (puede ser un mes, un semestre, un año o el intervalo de tiempo que necesiten) debe controlar los resultados una vez finalizado el periodo en cuestión. Para ello, debemos comparar nuestro control diario de gastos del periodo seleccionado y compararlo con nuestro presupuesto.
No te asustes si ves diferencias, es lo más normal. Las diferencias pueden deberse a cosas tan simples como olvidar registrar algún gasto diario (aunque esto puede solucionarse rápidamente con apps que nos permiten llevar cuenta de los gastos en el momento), como también haber olvidado presupuestar algún gasto importante, o haber tenido que incurrir en algún gasto imprevisto (por ejemplo un arreglo del auto o de la vivienda por algún desperfecto, o situaciones similares que son imposibles de prever). Todas las situaciones en donde veamos diferencias debemos analizarlas para buscar el origen de tal diferencia y poder corregir estos desvíos en el futuro o entender por qué se generaron tales desvíos.

Inconvenientes de Sub y Sobre estimación presupuestaria.
Si bien a primera vista una sobre estimación uno podría verlo como algo positivo porque termina gastando menos de lo que proyectó, tenemos que analizar a fondo por qué nuestro presupuesto termina siendo siempre más alto que nuestro gasto real. Esta diferencia puede deberse a que durante el mes uno trata de ser más restrictivo con sus consumos y gastos, pero al mismo tiempo puede deberse a una trampa mental donde uno infla todos los gastos para luego caer en la satisfacción de que gastó por debajo de lo planificado. En este caso hay tenemos que revisar si hay gastos que no hicimos que debimos haber hecho (por ejemplo pagar alguna deuda, no haber realizado alguna compra de supermercado, no haber tomado las vacaciones planificadas, etc).
En cuanto a la subestimación de los gastos, aquí se presentan dos problemas. Independientemente del inconveniente que nos llevó a la subestimación (es decir, olvidarnos algún gasto, haber tenido que realizar un gasto inesperado, o simplemente porque nos vimos más cómodos viendo el sobrante de dinero al final de presupuesto), el primer problema es que debemos disponer de más dinero del que proyectamos en el presupuesto. Este inconveniente es bastante complicado, ya que para cubrir esta diferencia tenemos sólo 3 alternativas dependiendo el escenario:

  1. Si subestimamos los gastos, vamos a tener un sobrante de dinero que en principio iba a ser destinado al ahorro luego de realizado los gastos. Podemos absorber esta diferencia hasta cubrir las necesidades financieras. En caso de no tener sobrante se generan las dos situaciones siguientes:
  2. Acudimos a endeudarnos para cubrir esta necesidad financiera, ya que no disponemos de más dinero en el mes, o
  3. Acudimos a sacar dinero de nuestros ahorros para evitar endeudarnos.
¿Cuál va a ser la mejor solución entre 2 y 3?

Esto va a depender de la necesidad financiera y del contexto en el que podamos endeudarnos. Recordemos que en caso de tomar dinero de nuestros ahorros, el esfuerzo en tiempo que hemos realizado para juntarlos no vuelve. Todo dinero ahorrado es fruto de un esfuerzo y de horas trabajadas. No obstante, a veces no se tiene acceso al crédito, o el acceso al crédito es demasiado caro. Por otro lado, puede ser que el diferencial sea más grande que nuestros ahorros. Es necesario analizar cada situación en particular para dar un veredicto definitivo.


Planificación
Como complemento al presupuesto, tenemos la planificación. La vida no sólo se trata de acumular dinero, también queremos darnos algún gusto como irnos de vacaciones, comprar un auto, comprar una vivienda, comprar algún instrumento de música, hacer un regalo importante, etc. No es necesario andar restringiéndonos todo, porque uno trabaja no sólo para sobrevivir, sino para disfrutar del fruto de nuestro trabajo. Lo importante es que al realizar algún gasto importante, no responda a impulsos instintivos y pueda ser un consumo consciente y planificado que no arruine nuestras finanzas.
Para ello tenemos la herramienta de la planificación. Consiste en armar un plan de ahorros que nos permita juntar el dinero para hacer este desembolso. La planificación tiene que tener un objetivo claro, un plazo determinado y un monto asignado a alcanzar. Un objetivo porque debemos saber para qué ahorramos dinero (un viaje, un regalo, un objeto que queramos comprar), el monto que debemos alcanzar para realizar dicho gasto, y por último en qué plazo queremos o podemos hacerlo. Esto último es importante ya que la planificación debe ser alcanzable o realizable. De nada sirve planificar juntar $100.000.- en dos meses, si nuestra capacidad de ahorro es de $10.000.- por mes. De ninguna forma vamos a alcanzarlo, lo que nos generará mucha frustración y pérdida de tiempo. Y recuerden, el tiempo es un bien finito que si lo perdemos, no lo volvemos a recuperar.
Sin alguna de estas 3 patas, la planificación no será de utilidad y nuestro proyecto terminará fracasando.

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